64
casillas, 32 piezas, 2 colores, 1 partida:
blancas
mueven primero, después es el turno de negras. Siguen blancas. Y
negras otra vez.
Así
sucesivamente.
Jugada
tras jugada los peones de limitados movimientos son sacrificados por
el bien del rey; el alcance de la reina siempre mayor.
Se
planifican estrategias en el tablero blanco y negro para derrotar al
contrincante. Cuanto más enrevesado y difícil de descubrir, mejor.
Se
desconfía.
Se
reflexiona largo y tendido sobre cada movimiento antes de realizarlo.
Se
vacila al coger la pieza y deslizarla por el tablero.
Se
aseguran vías alternativas.
Se
hace trampas.
Se
sonríe al adversario.
En
el firmamento se juega una partida desde hace tiempo... las estrellas
son testigos, pero ellas tampoco recuerdan cuándo y cómo empezó.
Se
juega 1 partida con 2 colores, 32 piezas, 64 casillas:
en
realidad esta partida eterna tiene un tablero infinito de incontables
piezas cambiantes, no hay negro ni tampoco blanco, sino un extenso
espectro de grises.
La
humanidad jugando bajo la mirada de los astros...
contra
un espejo.
Muy cierto y muy bien explicado: lamentablemente así son las cosas.
ResponderEliminar¡Me gustan mucho tus historias!, y creo que no soy el único ;D
Woooow, definitely ADORE this!! Just why do i keep picturing harry potter? xDD
ResponderEliminarNika