lunes, 7 de octubre de 2013

¿Urgente o importante?


Como siempre, lo urgente no deja tiempo a lo importante. (Mafalda)

Entre tantas prisas la gente se olvida de lo importante. Todo es correr, arriba y abajo.
Relojes por todas partes, digitales, de pulsera, de pared, modernos y antiguos, con engranajes o con pilas, de metal o de madera, de colores chillones, con alarmas...
El paso constante, monótono de cada hora, cada minuto, cada segundo, el incansable tic-tac... Ha entrado en nuestras vidas, marcándolas.
Nos limita, nos mete prisa o nos desespera.
La era del tiempo, en la que todos vivimos pendientes de un reloj.
Hablamos de no perder el tiempo, decimos que el tiempo es oro, pero nadie parece apreciar realmente el tiempo que tiene.
Tenemos que ahorrar tiempo, está mal malgastarlo, pero, ¿qué hacemos con esos minutos que hemos ahorrado al subir por el ascensor en vez de usar las escaleras? Lo usamos para rebuscar las llaves de casa, que se caen y nos tenemos que agachar para recogerlas, con lo cual el bolso se acaba de abrir y su contenido se vacía en el rellano, haciéndonos maldecir al fabricante y al vendedor que hábilmente nos engañó, diciendo que era una ganga, a mitad de precio un artículo único. Consumismo, del que hablaré en otro momento. Volvamos a esos preciosos minutos que el ascensor nos ha ahorrado. Acabamos de perderlos y, de regalo, unos cuantos más porque la puerta estaba reinchada por el calor y no quería abrirse.
Hemos “perdido” más tiempo del que habíamos ganado. ¿Estamos entonces en números rojos? No lo parece. Los segundos siguen viniendo y no parece que nadie vaya a venir a reclamar los que hemos usado indebidamente. Pero no sólo hemos perdido, también hemos ganado. Hemos ganado un cabreo y la mala leche para las siguientes horas porque, aunque fuera sin querer, hemos PERDIDO y MALGASTADO unos preciosos minutillos.
Comparamos el tiempo con perder el último tren de vuelta a casa y que no volverá a pasar hasta el lunes siguiente, o con malgastar el agua tan preciada y escasa.
Mi pregunta: ¿por qué?
¿POR QUÉ esa manía con las prisas, con medir y dividir el día, la semana, el año, NUESTRAS VIDAS?
Es sencillo: somos mortales. Eso significa que no somos inmortales (lógicamente), significa que un día nuestro tiempo acabará, expirará.
Nos han inculcado el valor del buen uso del tiempo porque no tenemos todo el tiempo que quisiéramos. Y cada segundo estamos un segundo más cerca de morir.
La clave, tal y como yo lo veo, es aprovechar nuestro tiempo y con eso quiero decir disfrutar de él.
Lo importante es vivir una vida de la que nos sintamos orgullosos cuando nos miremos al espejo.
No es un concurso a ver quién hace más cosas con su tiempo.
No es pensar en aquello que te pierdes, porque siempre hay otra opción que no has escogido y que habrás “perdido”.
No es estresarse por la inexorabilidad del tiempo.
Es dejar lo urgente atrás y dar prioridad a lo importante.

2 comentarios:

  1. ¡Pienso exactamente como tú! Hay que disfrutar del tiempo y no diseccionarlo como si fuera una rana.
    Me encanta como escribes por cierto, tienes un muy buen estilo

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  2. Totalment d'acord. Ja saps, jo soc un estressat de la vida, pero et dono tota la raó. Me güsta! Una abraçada del color del cel.

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